viernes, 16 de noviembre de 2012

Una sentencia de Nietzsche

El ocaso de los ídolos, Sentencias y dardos 3, (Tusquets, edición fábula, 2009) :
 
Para vivir solo, hay que ser un animal o un dios -dice Aristóteles-. Falta tomar en cuenta una tercera posibilidad: ser lo uno y lo otro a la vez: un filósofo...

Y digo yo, ¿no consistirá esta sentencia en una autocrítica lanzada por Nietzsche contra sí mismo? Pues en su textos me resulta fácil encontrar junto a pensamientos divinos verdaderas animaladas. Y según esta sentencia en esto consistiría lo propio de un filósofo. Sin embargo, desde este punto de vista el pensamiento de todo filósofo consistirá en algo irrepetible pues me parece difícil coincidir con otro no sólo en los pensamientos elevados sino también en las animaladas (dado que estas últimas serán consideradas como errores -pues en otro caso no serían pensadas como animaladas-).
La recriminación de Nietzsche a los filósofos consistiría, según mi entender, en tratar de confeccionar un discurso exento de errores o animaladas. Ahí residiría el engaño. Y esa podría ser considerada la primera animalada filosófica.

sábado, 10 de noviembre de 2012

Escrito en una libreta perdida:

Soy el que siempre va conmigo.
El que nunca me deja.
El que se ofrece ante un espejo para ser visto.
Soy paciente; el que soporta la lluvia, y el que llora de alegría.
No pienso; pero doy gracias a mi pensar por estar pendiente de mí.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Gadamer y el enunciado

Acabo de leer a Gadamer y, respecto del enunciado, dice que éste no puede decir todo lo que hay que decir.
Y me quedo pensando al escucharlo... ¿por qué tiene que haber un "todo lo que hay que decir"? ¿De dónde viene esa exigencia de poder enunciar todo?
Y pienso que si en una página no podría escribirse todo, por qué el enunciado ha de enunciarlo todo. ¿Qué queda referido con el término "todo"?
A caso, pronunciando la palabra "todo"... ¿queda todo nombrado?

jueves, 1 de noviembre de 2012

Acerca de un aforismo de Nietzsche

Dicho por Friedrich Nietzsche:

"Toda verdad es simple", ¿no es esto una doble mentira?

(Trascrito de su obra el Ocaso de los Ídolos, publicada en Fabula Tusquets, 2009).

He comenzado por traer esta cita porque con ella espero ilustrar mis intenciones filosóficas al crear este blog. Concreta y sencillamente, espero dar a conocer mis ideas en torno a la filosofía mediante el comentario de mis lecturas filosóficas.  En otras palabras, al hilo del comentario de distintos textos espero desvelar una visión propio de la filosofía, entendida ésta, de momento, en términos generales.

Comienzo por proponer la anterior cita como un texto filosófico completo. ¿Qué cabe encontrar en estas palabras para poder decir que presentan un contenido filosófico? ¿Quizás, sabiduría (dado que filosofía significa amor a la sabiduría); o una verdad? Pero entonces, ¿qué verdad queda dicha con tales palabras? Quizá literalmente, ¿dos mentiras?

¿Cabría negar el carácter filosófico de esta cita?

 De entrada la cita se compone de dos enunciados: el primero, de carácter declarativo y universal; el segundo, de carácter interrogativo.

En primer lugar, la pregunta carece de respuesta. El autor del texto no dice saber la respuesta a la pregunta. Por lo que, empiezo por responder que si esta cita contiene un saber, este estará incompleto. Lo sabido, en todo caso, consistirá en la ausencia de ese saber. Ahí donde debía encontrarse una respuesta, la misma es sabida por ausente: sé que donde debía haber una respuesta, no la hay.
Una primera conclusión me dice que la respuesta habrá de ser traída por el lector. La cita invita al lector a proponer una respuesta. (Precisamente en esta tarea de traer una respuesta me descubro entretenido).

En segundo lugar, solo cabría atribuir el valor de verdad o falsedad al primero enunciado, no al segundo. Y dado que consiste en un enunciado universal que pretende decir atemporalmente algo sobre todas las verdades, entonces para demostrar su falsedad bastaría con encontrar una caso singular que lo negara: una verdad no simple.
Debido a la ambición de lo enunciado, ahora me inclino por pensar que resultaría sencillo encontrar alguna verdad compleja. En consecuencia, consideraré el primer enunciado falso y, por consiguiente, mentira.
Entonces, el enunciado "es falso y mentira que toda verdad es simple" consistirá en un enunciado verdadero y simple. Y habría que aceptar que, al menos, esta verdad es simple y, en consecuencia, ilustra el enunciado negado.

Ahora bien, quizá lo dicho hasta aquí sea demasiado "simple". Con lo dicho no termina todo lo que cabría decir. La pregunta me requiere que prosiga inquiriendo por una segunda mentira. Ahora me invita a pensar si la anterior conclusión, una verdad sencilla, miente. Pero en este caso, ¿por qué miente?

La pequeña cita todavía me mantiene entretenido (tenido-entre sus palabras) pensando, divagando, como cometa volandera.

Quizá, mienta porque no tenía otro modo de decir lo que quería decir. Quizá, mienta porque al decir necesariamente escondía lo que pudiendo haber sido dicho no fue dicho.
 Pero, si la segunda mentira miente, entonces en el enunciado "toda verdad es simple" no sólo cabe encontrar una mentira, también alberga una no-mentira. El enunciado enuncia a pesar de mentir. Sin dejar de mentir, pues cabría encontrar verdades complejas, el enunciado enuncia la simpleza de la verdad. Ahora entiendo el enunciado como una propuesta, al leer sus palabras escucho: si busca la verdad, allí donde la encuentres deberás encontrar la simpleza; huye de lo complejo. En otras palabras, por muy compleja que pudiera ser una verdad, si ha de presentar el carácter de lo concluyente, si alcanzada esa verdad ha de terminar la indagación, entonces en ella se encontrará lo simple, ella enunciara algo simple. Donde no esté dada una verdad sencilla todavía quedará algo por desvelar.

Pero, ¿vale lo dicho por el aforismo comentado como algo simple? ¿No resultaría ahora que la misma cita niega la simpleza atribuida a toda verdad?
Si la cita contiene una verdad, esta no es simple. Si no contiene verdad alguna, la verdad de su falsedad es simple...

Hasta aquí mi primera reflexión. De momento me basta para emitir un juicio. El texto comentado lo considero filosófico porque invita a pensar, a divagar, y esta divagación me presenta el carácter de lo filosófico. Dice y no dice verdad alguna, pero me  presenta una indagación por acometer. Al menos yo, ante esas palabras me inquieto, me altero y me ausento de donde me encuentro en pos de averiguar qué trató de decir quien las dejó escritas. Siguiendo las palabras escritas se han alzado estos pensamientos y no otros, y me he visto enganchado por las palabras que me han guiado en la búsqueda de la respuesta acerca del por qué un enunciado puede ser considerado como doble mentira.

Y ahora me quedo pensando en la siguiente paradoja: ¿quizá, no toda verdad pueda ser enunciado mediante una proposición verdadera?