Sólo queda el camino crítico. Si el lector ha tenido la amabilidad y la paciencia de recorrerlo conmigo, puede ahora juzgar si le gustaría aportar su parte para contribuir a la conversión de este sendero en camino real, para conseguir antes de que termine este silbo lo que muchos silbos no han sido todavía capaces de obtener: dar plena satisfacción a la razón humana en relación con los temas a los que siempre ha dedicado su afán de saber, pero inútilmente hasta hoy. (B884)
En estas palabras encuentro la idea central que animó a crear esta obra filosófica. Con independencia de la cercanía o lejanía de mi lectura, lo cierto es que me parece casi imposible que en la actualidad haya algún filósofo capaz de abordar una obra de esta envergadura. Y me pregunto ¿por qué estoy convencido de ello? ¿Por qué encuentro en esta obra un texto irrepetible, que no volverá a darse nada parecido en la historia? Y no digo que esta afirmación sea verdadero, sino que yo me encuentro convencido de ella.
Y la respuesta la entreveo en la manifestación de la tarea asumida: dar plena satisfacción a la razón humana. ¿Quién escribirá hoy en día un ensayo de filosofía pretendiendo lograr la plena satisfacción de la razón humana? ¿Quién dedicará tanto esfuerzo como dedicó Kant a este cometido?