domingo, 19 de mayo de 2013

Acerca de mis indagaciones actuales

Epígrafe 242 de las Investigaciones filosóficas de Wittgenstein (traducción de Alfonso García Suárez y Ulises Moulines; Editorial crítica), dice así:

242 A la comprensión por medio del lenguaje pertenece no solo una concordancia en las definiciones, sino también (por extraño que esto pueda sonar) una concordancia en los juicios. Esto parece abolir la lógica; pero no lo hace.
Ahí donde dice concordancia en los juicios yo entiendo concordancia en las estimaciones o medidas (no me parece casual que Wittgenstein reflexionara con detenimiento sobre la capacidad humana para seguir una regla). Y con otras palabras, yo diría que reflexionó sobre la capacidad humana para saber a través de una regla de lo que sigue o de lo que viene a continuación.
He transcrito esta cita por la afinidad que encuentro con mi investigación acerca del otorgamiento de valor, entendido como estimación o ponderación de lo que a uno le sale al encuentro. Afinidad que también encuentro en el valor otorgado en estas palabras a los juicios en relación a la no abolición de la lógica.
Precisamente, deseo dejar anotado que mi actual indagación (mi próximo libro) se encamina a mostrar que todo juicio o estimación (todo otorgamiento de valor) ha de darse sostenido por un esquema lógico (de hecho al sostener le pertenece de forma inmanente el valor de mantener ahí lo sostenido). Y aquí me queda mucho por indagar.

3 comentarios:

  1. Hola, Juan:
    Creo que te conté la anécdota de cuándo estando en 3º de BUP el profesor nos puso en el examen (y era la asignatura de filosofía) el teorema de Gödel y corolario. Recuerdo que escribí en el papel: "Lo siento, aún voy por el lema siete" (y se lo desarrollé, como en el chiste de los vikingos, vaya, y por no quedarme mirando al techo durante una hora). Mi amigo Tomás escribió: "Me va a faltar el corolario, aún no me he corolado". Le puso un cero injusto por el comentario, y eso que fue el único de la clase que desarrolló el dichoso teorema. En fin, que aquel año le cogí manía no solo a la lógica proposicional, sino a toda la filosofía mundial.

    Desde que llegaste a la casita superviviente me está entrando el gusanillo filosófico, te doy las gracias, pero me temo que estoy a años luz de entender a tus amigos Wittgenstein y compañía. No digamos a Gödel.
    Un abrazo.

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    1. Gracias por el comentario. Aprovecharé para contarte otra anécdota. Ayer mi hijo entró en el blog y me preguntó que por qué se llamaba la cometa pensante. Traté de darle una respuesta, y el sin dejarme terminar añadió: «Eso deberías explicarlo en el blog, pues entré en él y no comprendí nada».
      Dejaré a Gödel de lado y trataré de explicar el título. Sencillamente, el pensamiento lo imagino como una cometa llevada por el viento. Desde ella uno podría acceder a ver el mundo de otro modo. Ahora bien, da nada serviría que se rompiera el hilo, que la cometa se perdiera en el cielo y acabara por caer. En consecuencia, tan importante como la cometa será aquel que sujeta la cometa. Trataré de decirlo por orden:
      El o la que sujeta la cometa.
      El hilo que mantiene unida la cometa.
      El viento que hace volar la cometa.
      La cometa.
      Lo que aprendemos o comprendemos gracias al vuelo de la cometa. Lo que desde ella nos llega: una manera de ver el mundo.
      Confieso que la anécdota de Gödel no me agrada oírla. Pues la comprendo como la rotura del hilo. Y peor, si sucede justificándose en la pretensión de enseñar algo cuando nada se enseña.
      Sencillamente, yo admiro el que alguien no comprenda. Porque ahí encuentro a alguien que a través de las palabras de otro trata de acceder a lo que ese otro supone comprender. Aprecio el no comprender por lo que trata de hacer, moverse con el pensamiento gracias a las palabras de otro. ¿No es esto lo que hace una cometa? Moverse gracias al viento que viene desde otros lugares. Para mí la filosofía es esto, y no aprender a Gödel. Ni siquiera concedo que quién sepa responder bien a un examen por atender a un profesor sepa algo sobre lo que Gödel demostró. Ahí uno cree saber (por mi parte le concedería que sabe (o vislumbra) lo mucho que le queda por aprender). Pero yo, que admiro a Sócrates, huyo de creer saber y de sus efectos paralizantes: prefiero equivocarme, señal de que todavía me queda camino por recorrer.
      Por último, me atreveré a darte un consejo. Trata de disfrutar con lo que haces y, en consecuencia, con todo aquello que lees (como también a una cometa le aconsejaría que disfrutase con el vuelo).

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  2. Bueno, mi hijo te diría que eso de disfrutar con lo que haces son "cosas de hippies" :-), pero yo lo intento.
    A veces me cuesta poner las cosas en perspectiva, o entender que los demás ven las cosas de otra manera y por lo tanto reaccionan y actúan de otra manera. A veces no entiendo nada, pero casi siempre intento comprender. Me acordaré de la cometa pensante.

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