jueves, 21 de noviembre de 2013

A propósito de la idea de alma en Kant.

Las siguientes palabras las transcribo de la Crítica de la razón pura: 
Tampoco podríamos en realidad conocer el alma en sí misma mediante estos predicados supuestos, por más que quisiéramos aplicárselos, ya que constituyen una simple idea no susceptible de representación concreta. De esta idea psicológica no pueden derivar más que ventajas si nos guardamos de darle un valor superior al de una simple idea... (B 710; pág. 555; Taurus 2007).
Y nada más acabar de leerlas me hubiera gustado preguntarle al autor: ¿desde cuándo a las ideas se les atribuye valor? ¿Y que sucederá cuando de esa idea se deriven inconvenientes? ¿Dejará de valer? ¿Y frente a quién han de valer las ideas, para quién? ¿Acaso el valor no es susceptible de alteración?

Y así me quedo pensando o imaginando la respuesta que a buen seguro no hubiera rehuido Kant.

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