martes, 3 de diciembre de 2013

El sentido de la tierra y Nietzsche.

 Uno de los cometidos que pretendo abordar al leer la obra de Nietzsche persigue formarme una idea, en la media de lo posible, acerca de la noción de superhombre (übermensch). Ya en el prólogo de Así habló Zaratustra se encuentran las siguientes palabras que comprendo como señal que indican dónde buscar para desentrañar qué quiso decir Nietzsche con la expresión citada:
El superhombre es el sentido de la tierra. Diga vuestra voluntad: ¡sea el superhombre el sentido de la tierra! (Nietzsche, Así habló Zaratustra, prólogo).

Sin embargo, más adelante, en el capítulo titulado del árbol de la montaña, Nietzsche ofreció una indicación más precisa acerca de lo que cabe entender por el sentido de la tierra:
Cuanto más quiere elevarse hacia la altura y hacia la luz, tanto más fuertemente tienden sus raíces hacia la tierra, hacia abajo, hacia lo oscuro, lo profundo, -hacia el mal. (Nietzsche, Así habló Zaratustra).
 ¿No incurre aquí el autor en una contradicción? Por una parte, enseña que el superhombre, la superación del hombre. Pero por otra, el sentido de la tierra no consiste en una elevación hacia la altura, no consiste propiamente en una superación, sino que podría decirse que radica en todo lo contrario. El sentido de la tierra reside en adentrarse hacia abajo, hacia lo oscuro y profundo, descubrir el enraizamiento en el mal. No cabría decirle a Nietzsche ¡menuda superación del hombre!, mas que superación habría que haber dicho profundización en el hombre. Superar al hombre adentrándose en el hombre.
Y la respuesta de Nietzsche la encuentro a las pocas líneas:
Me transformo demasiado rápidamente: mi hoy refuta a mi ayer. (Nietzsche, Así habló Zaratustra).
Al parecer  esta contradicción fue comprendida como refutación por el propio autor. En este discurso filosófico no aparece la contradicción rechazada sino aceptada, ¡bienvenida la contradicción! El filósofo no huye de la transformación sino que la acepta y no la esconde. Y aun así su discurso no pierde sino que gana sentido, se enriquece con ello, profundiza en el carácter humano del que escribe.
¡Bienvenidos al mundo de Nietzsche! ¡Bienvenidos a la Vacamulticolor!

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